Podríamos considerar que Anna Alcubierre, Paco Azorín, Cube.bz, Sílvia Delagneau, Max Glaenzel y Eugenio Szwarcer forman parte de una generación. Se han formado mayoritariamente en el Institut del Teatre y casi todas empezaron a trabajar a finales de los años noventa en un contexto en el que las políticas culturales y la inversión económica eran muy diferentes de las actuales.
Creemos que lo que define a esta generación no es una determinada identidad como grupo sino la heterogeneidad en las maneras de entender y acercarse al diseño escénico. Desde el trabajo con la iluminación que hace Cube.bz al uso del vídeo y los lenguajes documentales de Szwarcer, del estrecho vínculo entre dirección de escena y escenografía de Azorín a la firme asunción del rol de escenógrafo que encarna Glaenzel, o del diseño de personaje de Delagneau al puente entre espacios escénicos y expositivos de Alcubierre, todas ellas han dado a la antigua, bella y controvertida palabra «escenografía» un sentido amplio y propio.
En un país tan pequeño como el nuestro, esta pluralidad es riqueza y posibilidades. Pero a la vez, junto con las transformaciones económicas, políticas y sociales que estamos viviendo, nos sitúa en un escenario incierto, cambiante y cargado de preguntas para el futuro.
Nuestra voluntad ha sido evitar una muestra retrospectiva en la que ellas fueran un tema a exponer. La propuesta de compartir un juego, una reflexión sobre casos de conflictividad social reciente usando sus herramientas y sus lenguajes artísticos propios, ha significado un valioso material para los creadores. El stand que presentamos se ha construido alrededor de sus contribuciones.