Quien cubrió las paredes del CCCB con enjambres de mariposas negras sebaldianas1 y llenó las salas del Arts Santa Mònica con constelaciones de luces y sombras para acompañar las texturas sonoras de Brian Eno2 prefiere evitar las clasificaciones demasiado acotadas a la hora de definirse y se presenta a sí misma como una «traductora de contenidos». Nacida en Vic en 1972, Anna estudió Diseño de Interiores en la escuela EINA pero acabó decantándose por el mundo del diseño escénico ya que, como ella misma dice, «si detrás de un proyecto hay una historia, es más divertido». Tras finalizar sus estudios de Escenografía en el Institut del Teatre ha desarrollado una carrera profesional tan variada como extensa tanto en teatros como en museos, dedicándose simultáneamente al diseño de escenografías y de exposiciones.
El desvanecimiento de la frontera que habitualmente separa estos dos ámbitos se traduce, precisamente, en el nombre del estudio que Anna fundó en 2010 y desde donde, a partir de entonces, realiza sus proyectos: Espai e. Como nos explica con una sonrisa, esta misteriosa «e» representa su voluntad de no encerrarse en un solo tipo de espacio. «La e», nos dice Anna, «podría ser de escénico, expositivo, efímero, ecológico…» Y tenemos la sensación que deja expresamente la lista abierta.
Anna nos confiesa que, cuando estaba estudiando, «quería ser el mejor escenógrafo del mundo». Durante su estancia en París (donde cursó un posgrado en Dirección de Arte en la École Nationale Supérieure des Arts Décoratifs), se dio cuenta de que para ella no tenía ningún sentido mirarse continuamente el ombligo y que, en realidad, quería vivir más tranquila y no aspirar a ser el mejor escenógrafo del mundo. Viendo los proyectos que ha desarrollado desde entonces, da la sensación de que muchas decisiones, no solo vitales sino también estéticas, se desprenden directamente de esta temprana resolución personal.
Contraria a la idea de genialidad y creación, Anna habla constantemente de investigación, profundización en los contenidos y trabajo en equipo; alejada de cualquier deseo de imprimir un sello de estilo a sus proyectos, opta por la sencillez; por encima de la ostentación y la espectacularidad, apuesta por la ecología y la sostenibilidad, y hace de la elección de materiales reciclables y de la reducción de residuos el sello que caracteriza su trabajo y su manera de entenderlo.
Y, sin embargo, sus proyectos reflejan una personalidad inequívoca. Si tuviéramos que escoger un solo adjetivo para describir el estudio de Anna, este sería, sin duda, «diáfano». Un adjetivo que nos acompaña mientras revisamos los proyectos que ha llevado a cabo desde 1997, tanto en el ámbito teatral (donde ha trabajado con Carlota Subirós y Carme Portaceli) como en el expositivo (con múltiples proyectos realizados en CaixaForum, en la Pedrera o en el vestíbulo del TNC). La amplitud del espacio, el énfasis en la atmósfera y la elección de un número muy reducido de colores y materiales (si no de uno único directamente) son denominadores frecuentes de sus diseños. Muy a menudo es la multiplicación de un único elemento lo que acaba configurando todo un dispositivo expositivo, en el que un determinado objeto sirve, a la vez, como soporte para los materiales expuestos, como paisaje o como organizador del espacio, ya se trate de vallas de obra3 , estructuras metálicas de Mecano4 o contenedores de mercancías5 .
De pronto nos damos cuenta de que nos hemos animado tanto hablando de exposiciones que casi nos hemos olvidado del teatro. Anna nos asegura que, especialmente en la fase proyectual, se trata de dos mundos casi idénticos. Las principales diferencias que ella destaca no tienen nada que ver con herramientas o procesos de creación sino sobre todo con estructuras y políticas culturales; «el teatro está muy lleno de personalismos y de modas, tiene un mercado mucho más pequeño y una serie de malos hábitos en la gestión de los equipamientos culturales que, por suerte, no encontramos en el campo expositivo. ¿Os imagináis a la directora de un museo de arte que se autoprogramara?»
Podéis consultar los proyectos de Anna Alcubierre en la página web de Espai e (solo en catalán):
www.espaie.cat
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1 Las variaciones Sebald, 2015. Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. Diseño del espacio expositivo realizado conjuntamente con Jordi Portell. Exposición comisariada por Jordi Carrión.
2 Lightforms / Soundforms. Brian Eno, 2017. Arts Santa Mònica. Diseño del espacio expositivo realizado conjuntamente con Jordi Portell. Exposición comisariada por Lluís Nacenta.
3 Estat d’excepció. Canprosa l’any 1902, 2018. Vestíbulo del TNC. Exposición comisariada por Albert Arribas y Ferran Dordal.
4 El cinema és fantàstic! 50 aniversari del Sitges Film Festival, 2017. Filmoteca de Catalunya. Exposición comisariada per Diego López.
5 7 barcos, 7 historias, 2015. Museo Marítimo de Barcelona. Exposición comisariada por Enric García y Mireia Mayolas.