SÍLVIA DELAGNEAU

Escenógrafa y figurinista

Salamanca, 1981.

Soy licenciada en Escenografía por el Institut del Teatre de Barcelona. También me he formado como escenógrafa en la École Supérieure des Arts Décoratifs de París y he hecho diversos cursos de fotografía y confección en la escuela Felicidad Duce.

Actualmente trabajo como escenógrafa, diseñadora de vestuario y creadora, en disciplinas como el teatro, las artes visuales y audiovisuales.

En 2014 recibí el Premio Adrià Gual del Institut del Teatre, que me permitió presentar mi espectáculo Només ens vol protegir del cel en el Festival Grec 2015.

En los dos últimos años he participado como diseñadora de vestuario y escenógrafa en 12 montajes en teatros y festivales como Göteborgs Operans Danskompani (Suecia), The Royal Danish Theatre and Ballet (Dinamarca), Tanz Luzerner Theater (Suiza), Teatre Nacional de Catalunya, Teatre Lliure, Festival Grec, Teatros del Canal y Festival Temporada Alta.

Entre los creadores con los que colaboro actualmente destacaría el trabajo como diseñadora de vestuario para el coreógrafo Marcos Morau (La Veronal) en Rothko Chapel (2017, Göteborgs Operans Danskompani), Pasionaria (2018, Teatros del Canal y Festival Grec), Carmen (2018, The Royal Danish Theatre and Ballet) y Orfeo ed Euridice (2019, Tanz Luzerner Theater). Otros trabajos a destacar son la escenografía y el vestuario para la Agrupación Señor Serrano (Kingdom, 2018, Festival Grec), Oriol Pla (Travy, 2018, Teatre Lliure), Àlex Rigola (Ivànov, 2017, Teatre Lliure) y Albert Arribas (Actes obscens en espai públic, 2017, Teatre Nacional de Catalunya).

Soy fundadora de la compañía Indi Gest. Aunque en 2015 dejo de ser miembro de ella, sigo participando como parte del equipo creativo en las creaciones tanto de Jordi Oriol (L’Empestat) como de Alícia Gorina (Watching Peeping Tom), con quien colaboro habitualmente también fuera de la compañía como en Blasted (Rebentats) (Temporada Alta 2017 y TNC 2108) y Déu és Bellesa (2017, Teatre Maldà).

© 2019 – Equip Audiovisuals. Institut del Teatre

SÍLVIA DELAGNEAU

SÍLVIA DELAGNEAU

Durante nuestro primer encuentro, Sílvia Delagneau (Salamanca, 1981) ya nos lo advirtió: «Yo soy figurinista y escenógrafa, no oradora». Para ella, el teatro es «estar y hacer», es presencia y acción, intuición y creación, es conocimiento colectivo y no reflexión individual. Es, al fin y al cabo, libertad en potencia. No nos extraña que, al entrar en su página web, nos sorprenda un mensaje: «Maintenance mode. Sorry for the inconvenience.»1 Sílvia parece estar en constante transformación, siempre trabajando, buscando, creando. Pero nunca aislada. Nos deja claro que, para ella, la característica más excepcional de la creación escénica es el trabajo en equipo; un colectivo que nace de «la necesidad de compartir cosas muy vinculadas a nuestra manera de vivir». Y nos confiesa: «Soy una inconsciente, como podéis comprobar». Sorry for the inconvenience.

Sílvia es ampliamente reconocida por sus trabajos como escenógrafa pero, sobre todo, como figurinista. Ha trabajado con creadores como Àlex Rigola o Albert Arribas y con compañías como Indi Gest, Agrupación Señor Serrano o La Veronal. Nos explica que el teatro nunca ha formado parte de su tradición familiar. «Fue a base de ver cosas que no me gustaban en el teatro que decidí que quería hacer teatro; para encontrar a gente que quisiera hacer las mismas cosas que yo». Empezó su vida profesional haciendo fotografía y a través de esta disciplina se dio cuenta de que lo que más le gustaba era observar para después crear una ficción que imitara la realidad. A través de esta idea de la recreación es como Sílvia confiere una personalísima mirada poética a todos los proyectos en los que participa. Como dicen los miembros de la Agrupación Señor Serrano, Sílvia es «una persona que, en sus creaciones, consigue poner capas y capas a lo que es real hasta ocultarlo. Una forma de entender la escenografía y la creación escénica a través de la instalación y las artes plásticas». Es poco habitual encontrarse a una creadora escénica con tanta personalidad artística que, al ver cualquier proyecto en el que ha participado, no sea necesario leer los créditos del programa de mano para identificar directamente su firma.

De la práctica fotográfica surgió el deseo de dedicarse a los efectos especiales de maquillaje. Pero, en este campo, Sílvia echaba de menos el diálogo artístico que permite la creación colectiva. Quizás por ello, y tal como ella misma explica, de forma casi casual pasó a crear espacios escenográficos y figurines con el colectivo Indi Gest. Y es precisamente ‒quién sabe‒ esta confianza innata en la intuición, o su promiscuidad creativa, o la falta de tradición familiar, o el hecho de haber empezado a desarrollar su trabajo como escenógrafa casi por casualidad, o quizás por su inconsciencia confesa, o la curiosidad infinita que demuestra, lo que ha conferido al trabajo de Sílvia una visión absolutamente libre, lúdica, juguetona, personalísima. Hablando con Sílvia se tiene la sensación constante de que todo es posible y que todo está por hacer. Y que es preciso hacerlo. O, al menos, intentarlo. Aunque trabaja habitualmente como figurinista, Sílvia nos advierte de que ella no se dedica a diseñar estilismos: «Cuando diseño un figurín no pienso en ropa de calle sino en conceptos. Últimamente, más que vestir a un personaje, lo que hago es diseñar una dramaturgia posible»; una gestualidad, unas acciones probables, una performatividad concreta. Esta visión ampliada del oficio de figurinista es lo que aporta a los trabajos de Sílvia la mirada inevitablemente contemporánea. No es de extrañar, por tanto, que en los créditos del espectáculo Ivànov, de Àlex Rigola, Sílvia aparezca como «diseñadora de personaje y máscara» y no como «diseñadora de vestuario» o «figurinista». De hecho, mientras conversamos con Sílvia, nos damos cuenta de que su mesa está cubierta de plátanos minúsculos, animales en miniatura, retales de tela, esbozos, coches de modelismo… Objetos que invitan al juego, a la acción.
La conversación con Sílvia acaba con dos reflexiones que parecen tener una importancia crucial en su manera de entender la creación. La primera tiene que ver con lo que a ella más le interesa del hecho teatral: el proceso de creación, el trabajo en equipo. «Nunca he hecho teatro comercial. Si hacer teatro comercial significa tener procesos de creación más cortos, no me interesa.» Es necesario disponer de tiempo para poder equivocarse: «No todas las ideas son buenas a la primera; es preciso probarlas una y otra vez». Y se queja del poco diálogo que se establece dentro del panorama artístico de Barcelona: el teatro, la danza, la performance, la intervención artística, las artes visuales… parecen vivir de espaldas las unas de las otras.

La segunda reflexión que Sílvia pone encima de la mesa tiene que ver con una concepción ampliada de la idea de espacio teatral: «A los de nuestra generación nos han dicho que tenemos que ser respetuosos con el uso que hacemos del espacio público. Y quizás este respeto ha hecho que no nos hagamos nuestro el entorno. Posiblemente esto también pasa con el espacio teatral. […] Lo que tenemos que hacer con las butacas es ocuparlas, estén donde estén». Y, como quien no quiere la cosa, empieza a imaginar posibilidades escénicas en espacios poco habituales: «Quizás podríamos empezar ocupando los bancos de las iglesias». Y, como si fuera del todo natural, el encuentro no acaba con una reflexión sobre el teatro, sino con propuestas e ideas para un nuevo espectáculo. Ya lo decíamos que, para Sílvia, el teatro es, más que pensamiento, acción.

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1 - Consulta realizada el 10 de mayo de 2019.

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Sílvia Delagneau

Durante nuestro primer encuentro, Sílvia Delagneau (Salamanca, 1981) ya nos lo advirtió: «Yo soy figurinista y escenógrafa, no oradora». Para ella, el teatro es «estar y hacer», es presencia y acción, intuición y creación, es conocimiento colectivo y no reflexión individual. Es, al fin y al cabo, libertad en potencia. No nos extraña que, al entrar en su página web, nos sorprenda un mensaje: «Maintenance mode. Sorry for the inconvenience.»1 Sílvia parece estar en constante transformación, siempre trabajando, buscando, creando. Pero nunca aislada. Nos deja claro que, para ella, la característica más excepcional de la creación escénica es el trabajo en equipo; un colectivo que nace de «la necesidad de compartir cosas muy vinculadas a nuestra manera de vivir». Y nos confiesa: «Soy una inconsciente, como podéis comprobar». Sorry for the inconvenience.

Sílvia es ampliamente reconocida por sus trabajos como escenógrafa pero, sobre todo, como figurinista. Ha trabajado con creadores como Àlex Rigola o Albert Arribas y con compañías como Indi Gest, Agrupación Señor Serrano o La Veronal. Nos explica que el teatro nunca ha formado parte de su tradición familiar. «Fue a base de ver cosas que no me gustaban en el teatro que decidí que quería hacer teatro; para encontrar a gente que quisiera hacer las mismas cosas que yo». Empezó su vida profesional haciendo fotografía y a través de esta disciplina se dio cuenta de que lo que más le gustaba era observar para después crear una ficción que imitara la realidad. A través de esta idea de la recreación es como Sílvia confiere una personalísima mirada poética a todos los proyectos en los que participa. Como dicen los miembros de la Agrupación Señor Serrano, Sílvia es «una persona que, en sus creaciones, consigue poner capas y capas a lo que es real hasta ocultarlo. Una forma de entender la escenografía y la creación escénica a través de la instalación y las artes plásticas». Es poco habitual encontrarse a una creadora escénica con tanta personalidad artística que, al ver cualquier proyecto en el que ha participado, no sea necesario leer los créditos del programa de mano para identificar directamente su firma.

De la práctica fotográfica surgió el deseo de dedicarse a los efectos especiales de maquillaje. Pero, en este campo, Sílvia echaba de menos el diálogo artístico que permite la creación colectiva. Quizás por ello, y tal como ella misma explica, de forma casi casual pasó a crear espacios escenográficos y figurines con el colectivo Indi Gest. Y es precisamente ‒quién sabe‒ esta confianza innata en la intuición, o su promiscuidad creativa, o la falta de tradición familiar, o el hecho de haber empezado a desarrollar su trabajo como escenógrafa casi por casualidad, o quizás por su inconsciencia confesa, o la curiosidad infinita que demuestra, lo que ha conferido al trabajo de Sílvia una visión absolutamente libre, lúdica, juguetona, personalísima. Hablando con Sílvia se tiene la sensación constante de que todo es posible y que todo está por hacer. Y que es preciso hacerlo. O, al menos, intentarlo. Aunque trabaja habitualmente como figurinista, Sílvia nos advierte de que ella no se dedica a diseñar estilismos: «Cuando diseño un figurín no pienso en ropa de calle sino en conceptos. Últimamente, más que vestir a un personaje, lo que hago es diseñar una dramaturgia posible»; una gestualidad, unas acciones probables, una performatividad concreta. Esta visión ampliada del oficio de figurinista es lo que aporta a los trabajos de Sílvia la mirada inevitablemente contemporánea. No es de extrañar, por tanto, que en los créditos del espectáculo Ivànov, de Àlex Rigola, Sílvia aparezca como «diseñadora de personaje y máscara» y no como «diseñadora de vestuario» o «figurinista». De hecho, mientras conversamos con Sílvia, nos damos cuenta de que su mesa está cubierta de plátanos minúsculos, animales en miniatura, retales de tela, esbozos, coches de modelismo… Objetos que invitan al juego, a la acción.
La conversación con Sílvia acaba con dos reflexiones que parecen tener una importancia crucial en su manera de entender la creación. La primera tiene que ver con lo que a ella más le interesa del hecho teatral: el proceso de creación, el trabajo en equipo. «Nunca he hecho teatro comercial. Si hacer teatro comercial significa tener procesos de creación más cortos, no me interesa.» Es necesario disponer de tiempo para poder equivocarse: «No todas las ideas son buenas a la primera; es preciso probarlas una y otra vez». Y se queja del poco diálogo que se establece dentro del panorama artístico de Barcelona: el teatro, la danza, la performance, la intervención artística, las artes visuales… parecen vivir de espaldas las unas de las otras.

La segunda reflexión que Sílvia pone encima de la mesa tiene que ver con una concepción ampliada de la idea de espacio teatral: «A los de nuestra generación nos han dicho que tenemos que ser respetuosos con el uso que hacemos del espacio público. Y quizás este respeto ha hecho que no nos hagamos nuestro el entorno. Posiblemente esto también pasa con el espacio teatral. […] Lo que tenemos que hacer con las butacas es ocuparlas, estén donde estén». Y, como quien no quiere la cosa, empieza a imaginar posibilidades escénicas en espacios poco habituales: «Quizás podríamos empezar ocupando los bancos de las iglesias». Y, como si fuera del todo natural, el encuentro no acaba con una reflexión sobre el teatro, sino con propuestas e ideas para un nuevo espectáculo. Ya lo decíamos que, para Sílvia, el teatro es, más que pensamiento, acción.


1 – Consulta realizada el 10 de mayo de 2019.